Manifiesto de Zaragoza

COMUNICADO DE LA SEMG
MANIFIESTO DE ZARAGOZA – SEMG 2013
El pasado fin de semana, días 18 y 19 de enero, se reunión el Pleno de la SEMG en Zaragoza, con motivo de la presentación del XX Congreso Nacional de Médicos Generales y de familia, que se celebrara en Zaragoza los días 22 a 25 de mayo próximo. En él se analizo la problemática surgida en diversas Comunidades Autónomas con ocasión de recortes en los servicios, riesgos de privatización en AP de Madrid y otras amenazas que pueden llevar a la disminución de la calidad de los servicios que se prestan desde la Atención Primaria. Preocupados por la situación creada se ha elaborado este Manifiesto Zaragoza aprobado por el Pleno de la Semg.

La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), en reunión plenaria integrada
por la Junta Directiva Nacional, los Presidentes Autonómicos y los responsables de los grupos de
trabajo de la Sociedad, celebrada en Zaragoza y tras un profundo análisis de la situación sociosanitaria
del país:

– Reitera su total apoyo a los compañeros de la Comunidad de Madrid, considerando que sus
reivindicaciones plasman el sentir generalizado de la profesión médica.

– Expresa públicamente su preocupación por la actual situación y exigir que de manera
inmediata se promueva un Pacto por la Sanidad, en el que se tenga en cuenta la opinión de los
profesionales a la hora de la planificación de las acciones a tomar.
– Reivindica que cualquier acción en este ámbito debe atenerse a unos principios esenciales:

1) La sanidad pública es uno de los pilares del estado de bienestar, y debe seguir
siéndolo mediante la preservación de la universalidad, la equidad, la solidaridad y la
accesibilidad. Por ello su carácter público es fundamental, tanto en su financiación como en su
provisión: esto es lo que asegura la cobertura de las necesidades y no de los intereses del
mercado.
2) La sanidad pública es propiedad del conjunto de la ciudadanía, que ya participa
en su financiación mediante los impuestos, por lo que cualquier ‘re(co)pago’ planteado en
términos lineales está fuera de lugar. Cualquier cambio que altere su carácter de universalidad
no solo transforma el modelo de sistema sanitario sino que lo retrotrae a tiempos pretéritos,
obligando al médico que ejerce en el Sistema Nacional de Salud (SNS) a enfrentarse a su ética
deontológica: los profesionales sanitarios atienden a personas no a ‘beneficiarios’; el necesario
control del ‘turismo sanitario’ no debe dificultar la asistencia a los ciudadanos que puedan
necesitarla.
3) El SNS debe mantener su calidad asistencial, demostrada por los indicadores de
resultados de salud, que están por encima de la media de los países de nuestro entorno, y ello
pese a que el porcentaje del PIB que se invierte en él en España es menor que en dichos
países.
4) La Atención Primaria es el núcleo del SNS y como tal debe ser dotada con
herramientas, recursos y profesionales suficientes para poder ofrecer asistencia de calidad.
5) La sostenibilidad de nuestro sistema sanitario pasa por:

– Cohesionarlo definitivamente (en términos de organización, prestaciones, sistemas de
información…), a partir de dotar al Consejo Interterritorial del papel coordinador y
ejecutivo que todavía no ha logrado desempeñar.
– Asumir que la Atención Primaria es el eje del SNS. Su potenciación, tal como apuntan
numerosos estudios, no solo lo hará más sostenible sino que lo convertirá en más
eficiente.
– Establecer políticas reales de Salud Pública: la prevención nunca puede ser sinónimo
de medicalización.
– Redefinir la Cartera de Servicios y la oferta sanitaria, que debe dejar de ser empleada
como instrumento al servicio de las promesas políticas, para pasar a ser estructurada
según las necesidades reales, de manera homogénea en todo el territorio y siempre a
partir de una base científica sólida.
– Racionalizar la utilización de los recursos, cuya eficacia/eficiencia deben haber sido
evaluadas previamente.
– Implantar modelos de gestión clínica (preventiva-asistencial) que tengan en cuenta la
opinión de los profesionales y que les proporcione autonomía de gestión, que deben
haber sido evaluados de manera rigurosa y que cuenten con una selección de
indicadores evolutivos de control. En el sistema sanitario público existen suficientes
herramientas normativas como para poder llevar adelante los necesarios cambios de
gestión, organizativos y estructurales que se precisan para conseguir los objetivos
marcados, y ello sin necesidad de recurrir a fórmulas de gestión externa.
– Cualquier cambio debe tener en cuenta que el envejecimiento poblacional supondrá
unas necesidades de atención diferentes (cronicidad, condicionantes socio-sanitarios…).
Cualquier intento de reestructuración que no contemple la asistencia a los pacientes
crónicos como uno de los puntos prioritarios estará condenando su viabilidad y dando la
espalda a las necesidades de la sociedad.
La SEMG reitera la disponibilidad y la voluntad de todos sus responsables nacionales y
autonómicos para colaborar con las administraciones sanitarias públicas en la racionalización y la
reorganización del SNS, siempre en pro de esa atención de calidad, universal, equitativa, solidaria
y accesible, a la que no se debe renunciar bajo ningún concepto.

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